viernes, 26 de marzo de 2010

El Borbón sigue fiel a su estirpe


Francisco Garrido.
Fué Fernando VII, ese rey que no solo era imbécil sino que lo parecía, el que cerró universidades, como la de Barcelona y abrió, por vez primera, escuelas taurinas. Antes había clausurado la libertad y la justicia de la constitución de Cádiz y abierto , de nuevo, las puertas a la ignominia del antiguo régimen, a los privilegios, al despotismo más cerril y menos ilustrado. Los borbones, esos bobos coronados, han defendido y representado siempre en la historia de los pueblos de España la más negra de las tradiciones . Hoy fiel a su estirpe Juan Carlos I sale, en Sevilla, en defensa de la cruel tradición de matar y torturar toros.
Y esta declaración del Borbón ha sido hecha en el marco de unos premios universitarios-taurinos que organiza una institución que es todo un modelo de “modernidad y tolerancia”: la Real Maestranza de Caballería. ¿Quiénes son los maestrantes? Aristócratas terratenientes y ganaderos que organizaron y financiaron el golpe fascista del 18 de julio y la dictadura franquista resultante. Pertenecientes a una clase social que fueron los beneficiarios directos de los campos de concentración fascista como el del “canal de los presos” en Sevilla (construyeron el canal de riego del bajo Guadalquivir) y en él trabajaron y murieron miles de presos políticos en régimen de esclavitud .
El acto en cuestión es un disparate académico donde se reparten premios , a partes iguales, a los mejores proyectos de investigación de la universidad de Sevilla y a las mejores faenas taurinas de la última feria. Es decir, escuchen bien, en estos premios se equipara, por ejemplo, la última investigación sobre el cáncer de colon con las mejores estocadas o banderillas en el dolorido lomo de ese mamífero superior que es el toro. Enorme mensaje para la juventud andaluza, hay dos caminos para la excelencia (que diría el cursi de Griñán) : banderillero o neurobiólogo, matador de toros o especialista en termodinámica. Tanto monta, monta tanto…
En la entrega de los esperpénticos galardones también estuvo Griñán y la ministra de igualdad Aido. La relación entre la igualdad , los maestrantes y la tauromaquia es para mí tan misteriosa que no descarto alguna interpretación fascinante, de esas que hace Gómez Pin . Lo que no tiene nada de fascinante es Griñán, que cometió la tropelía de vincular los toros a la cultura emprendedora y creativa de los andaluces. La foto final de familia quedó bonita: el Borbón, los maestrantes, los toreros , los investigadores, el rector, Griñan ,Aido…¿será esta la tercera modernización?

miércoles, 24 de marzo de 2010

Carta




De Jaén, de la refundación y del peligro de restauración


Querido compañero:

Te escribo para expresarte algunas preocupaciones y que, si lo ves oportuno, las "socialices" con los amigos. Como sabes, el tema de Jaén está ya en su tramo final y temo que termine mal, muy mal. Sabes también que no soy neutral: soy amigo de los "críticos" de mi tierra desde siempre. Ahora bien (es tan viejo como el mundo de los que piensan y reflexionan sobre como piensan) reconocer la propia subjetividad no significa trasladarse al mundo de lo arbitrario, más bien al contrario: partir de la propia posición para decantarla intelectualmente hacia lo argumentable y lo racionalmente consistente.

Yendo derecho, lo de Jaén es simple: los críticos son mayoría desde hace mucho tiempo y el "mecanismo único" PCA-IUCA no lo admite. Se podrían dar muchas pruebas de lo que digo, por todas: la sentencia judicial que anula la anterior Asamblea Provincial de Jaén de IUCA. La resolución es tan concluyente que de darse para cualquier organismo público llevaría emparejada la dimisión por responsabilidades políticas. Desde IU se han exigido dimisiones por mucho menos. Aquí no: se premia al secreto urdidor del asunto y se le legitima en la practica como Coordinador Provincial, puesto al que concurrirá de nuevo con los parabienes del "mecanismo único". La paradoja, una más, es que los órganos de control democrático del Estado (¡de este Estado!) son más garantistas que los de IU, es decir, de una fuerza política de izquierdas, democrática, alternativa y hasta republicana. Moraleja: hay que ser prudentes y modestos sobre nuestras autoproclamaciones.

La gente no son tonta, mira y ve y, al final, mide la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Un resultado de todo esto suele ser la credibilidad, mejor dicho, la pérdida de la credibilidad en un proyecto donde el hacer es apenas un eco del decir. Muchas veces nos quejamos, seguramente con razón, que un fallo, un error, de IU se paga durísimamente en términos políticos y electorales. Hay que entender las cosas: una parte grande de la población sabe perfectamente que en las fuerzas de lo existente (las grandes formaciones políticas) anidan la corrupción, la dependencia de la plutocracia y el apego al poder. Periódicamente (se juegan mucho) eligen casi siempre lo que les parece que es el mal menor, para luego continuar una vida que es todo menos fácil. ¿Por que votar una IU que para lo bueno y lo malo es una "copia" (algunas veces algo peor) de lo que hacen los demás?. Las palabras y las proclamaciones son importantes pero para "perder el voto" se exige mucho más, muchísimo más.

Lo de Jaén no es una anécdota no solo porque está en juego una provincia y mas de mil militantes, sino porque pone en cuestión la Refundación misma. Aquí quisiera iniciar una reflexión de más calado de la que nunca escribimos y de la que hablamos mucho, muchísimo. Me refiero a las relaciones PCE-IU

Cuando pasamos de IU "coalición" a IU "formación política de nuevo tipo" sabíamos lo que estábamos haciendo: iniciar la construcción un movimiento-político social plural, democrático y de base programática. Un hombre y una mujer, un voto era el corolario necesario: ¿Por qué? Primero, porque pretendíamos atraer a miles de personas "sin partido" que emergían a la política en torno a Julio Anguita y al proyecto que él encabezaba. Segundo, la necesidad de formas nuevas de hacer política y de formas de organización (luego lo llamamos democracia participativa) más horizontales y más abiertas. Tercero, no podía haber militantes de primera y de segunda: los militantes del PCE éramos como los demás y nos sometíamos a las reglas comunes. Es más, algunas veces defendimos que era bueno que en la futura IU el PCE fuese minoría (se entiende organizativamente): señal de que el (su) proyecto había triunfado y que el movimiento político-social llegaba a su mayoría de edad. Hasta aquí la teoría.

Lo increíble es que la crisis de IU se da porque triunfa demasiado pronto. Cuando se pasó de fuerza de minoritaria de oposición a la oposición determinante, todas las costuras estallaron y todas las contradicciones aparecieron. Contradicciones transversales y que eran, antes que de nadie, del PCE: Nueva Izquierda fue una formación compuesta y dirigida por militantes comunistas en su inmensa mayoría. Lo primero fue la política y luego vino la organización. La contradicción real no fue nunca PCE si o PCE no, eso fue una trampa que ocultaba lo fundamental, a saber, el carácter autónomo y alternativo de Izquierda Unida. En momentos de "caída del muro" hacer anticomunismo daba (y da) réditos y los dirigentes ex-comunistas lo supieron usar con eficacia.

Quedaba un problema: las relaciones entre IU y el PCE. El asunto era simple: IU se cerraba, centenares de militantes, miles, se fueron y centenares de miles de votantes nos dejaron. Ahora, como antes, los debates seguían siendo entre comunistas dirigentes de IU y comunistas dirigentes del PCE (que a su vez eran de IU). Con un matiz: Gaspar Llamazares nunca fue, en las grandes cuestiones políticas, minoría. Se pudo cuestionar su gestión o sus formas organizativas, pero el grueso de su política (desde el así llamado Tratado Constitucional a los acuerdos de "asociación preferente" con Zapatero y alguna cosa más que no quiero acordarme) siempre contaron con un respaldo mayoritario y algunos fueron mucho más lejos que el otrora Coordinador de IU.

Esta es una cuestión muy difícil de dilucidar. Para decirlo directamente: esto se resuelve por IU o se resuelve por el PCE. Siempre hay puntos intermedios pero no caben demasiados atajos. La coherencia del Comité Provincial del PCA de Sevilla es en este punto digna de elogio y para mi respetable, precisamente por que no estoy de acuerdo con ella. Constato que dicha posición política requiere de respuestas y no de descalificaciones y, mucho menos, de artilugios ( Carrillo versus Claudín )tan conocidos en nuestra tradición como el de "dejar pasar la pelota pero no al jugador". No hay que confundir política con politiqueria.

La propuesta es simple: convertir IU en una especie de CDU portuguesa, es decir, coalición electoral más o menos estable donde no se confundan el PCE y su frente electoral. En este sentido se haría realidad lo que se dice: el PCE recupera todas sus competencias excepto las electorales. Claro, que siempre queda la duda de por qué no se presenta el Partido con sus propias siglas en vez de "cargar" con unas que, hoy por hoy, tienen una realidad electoral, lo diríamos así, no demasiado brillante. Se me ocurre que tiene motivaciones estrictamente electorales. Parece normal

En Andalucía, sin embargo, se ha ido construyendo una formula que creo que esta cargada de futuro. El "modelo andaluz" intenta superar, desde la practica, las cuestiones planteadas por el PCA de Sevilla. El esquema es el siguiente: el PCA define la política de IU y la hace obligatoria para sus militantes a todos los niveles. Los que no la siguen, de una forma u otra, son separados, autoexcluidos o, simplemente, son dados de baja. A su vez el Partido cotiza colectivamente por el número y la cantidad que considera oportuna y, además, reclama su presencia pública. El objetivo es claro: todos, y especialmente los dirigentes de IUCA, deben de seguir las directivas de la dirección del PCA, desde la línea política, la composición de la dirección y sus funciones hasta, decisivo, las listas electorales.

Prácticamente, excepto la CUT, no hay otra tipo de afiliados que los militante del PCE, en sus diversas condiciones (activos, expulsados, excluidos, separados) y un numero reducido de "independientes" .En estas condiciones es más claro y más democrático el sistema propuesto por Sevilla.

Lo que se construye, paradojas de la política, es una democracia elitista u oligárquica: una estructura de poder define, fuera de la "esfera y de la deliberación pública" de los afiliados y afiliadas (formalmente iguales, como en nuestras democracias), las reglas y determina las decisiones porque "tiene más poder" (lo organización es poder) que la persona individual. Más claro: hay una asimetría estructural de poder; todos ya no son, no somos, en derechos y deberes, iguales, la desigualdad deviene en permanente. Lo de un hombre y una mujer, un voto es algo formal.

La única posibilidad, como se hizo en las viejas y antidemocráticas sociedades liberales, es organizarse y crear estructuras de poder como, en este caso, el PCA. Lo que se echa por la ventana entra por la puerta, es decir, al final hay coalición de partidos o, como pasa en Andalucía, un partido controla y determina IUCA. Para decirlo con más precisión, el sistema (el llamado modelo andaluz) funciona por que solo existe un partido (organizado) de verdad, si existieran varios, o seria una formación de corrientes organizadas (fracciones en el sentido de Lenin) o una coalición de partidos.

¿Se puede alguien imaginar una organización de varios partidos o fracciones que hicieran lo mismo que hace el PCA? Por eso, repito, organización de fracciones o coalición de partidos. El mecanismo, el truco, como diría el castizo, es que una fuerza política así constituida impide que ingresen otros partidos (con estas "barreras de entrada" es imposible competir) y hace muy difícil que personas individuales encuentren atractivo afiliarse (¡conforme está eso de militar en un partido!) a una organización así.

Luego están las marrullerías, como pasa en Jaén, que consiste en abusar del artilugio de poder. Si se cotiza colectivamente siempre se gana. Cuando hay disputa siempre aparecen afiliados, vivos o muertos, que dirimen los delegados y la mayorías en lo que realmente es importante: las direcciones que eligen a los cargos públicos, que no es otro el bien que se derime. Este método es mucho más fácil que otros como manipular censos, hacer aparecer y desaparecer afilados y cotizaciones virtuales consentidas por el órgano superior, siempre que sea de la misma "cuerda" o de la misma mayoría, si no lío y comisión de garantías.

Cuando el problema de una organización son sus censos, es decir, la carencia de censos limpios y veraces estamos en la antipolitica y en el triunfo de las oligarquías. Se puede matar al mensajero y decir que el problema no existe. Pero la verdad, como la vida, no se para y vuelve por la puerta. Todo ello en una organización que, con dificultades, anda por el 5 por ciento.

¿Es a eso a lo que vamos? ¿Es creíble?¿Merece la pena? No nos engañemos: dos estructuras (organizaciones) de poder paralelas y simétricas en todo el entramado (tan débil y con tan poca sustancia social) de IU no la llevó muy lejos(cuando habían mejores condiciones) y no creo que lleve muy lejos ahora.

Una organización política anticapitalista y con voluntad socialista y, digámoslo en serio, republicana, no se construirá si no es en base a la democracia participativa, la deliberación publica y un "demos" claro, es decir, un pueblo, un conjunto de ciudadanos y ciudadanas (afiliados y afiliados) conocidos (censos claros) y que decidan soberanamente. La legitimidad nace de esto: procedimientos claros, libertades republicanas e igualdad de opciones. La minoría aceptará las decisiones mayoritarias si las reglas se cumplen y si en algún momento posterior pueden ser mayoría. Cuando esto se impide (la manipulación de los censos y la arbitrariedad de las direcciones sirven para esto) lo que viene es el reino de la selva y la guerra civil interna.

¿Por que lo que pedimos como gobierno y sociedad no se puede cumplir en esta comunidad de hombres y mujeres libres que según decimos es IU?

Para terminar,yo sigo confiando en Cayo Lara.Su discurso y su estilo político me dicen que hay posibilidades de hacer girar las cosas.Hay que ayudarle en todo lo que se pueda.

Manolo Monereo 17 de Marzo del 2010

viernes, 19 de marzo de 2010

¿Qué pensará?


Este autobús es feo con ganas, pero estos pardillos alucinan de verme aquí sentado. Si yo hubiera gestionado esta línea de autobuses no estaría tan deteriorada. Tonterías ¿qué hago yo preocupándome de esto? Más vale que piense en cuál de los contratos que me han ofrecido las teles es el mejor. Muy sencillo, el que me diga cómo ocultarme de los buitres de Hacienda, que son peores que la Guardia Civil ¡La Guardia Civil, Dios mío! Me perseguirá siempre, más que a cualquier delincuente. La llevo dentro, tanto que mi nombre y el de la benemérita están indisolublemente unidos, hagan lo que hagan los pardillos que mandan ahora. No hay ningún nombre que se asocie tanto a la GC como el mío.

Y el Colegio de Ingenieros ¿qué pensará de todo esto? También ellos podrían perseguirme, pero después de todo, también están íntimamente unidos a mí ¡Ese título! Quizá sea tarde para sacármelo, pero sería un pelotazo. Esa podría ser una gran primicia y, a buen seguro, titular de todos los diarios. Este país sigue siendo prometedor para mis negocios. Sólo tengo que pensarlo bien y hacerlo mejor. No puedo ir por la vida como antes, me pasé un poquito, eran otros tiempos y aquí nadie nos chistaba, podíamos hacer lo que nos diera la gana, si no hubiera sido por la puta prensa de los cojones ¿a quién si no se le iba a ocurrir investigar al Director General de la Guardia Civil, que es quien debe investigar a los demás? Si hubiera sido más discreto…la verdad es que en aquellos tiempos hacíamos cada cosa. Sin ir más lejos, me acuerdo de ese cabucho que no paraba de sacarme panfletos acusándome de todo y nadie le hacía caso, salvo algunos enemigos nuestros, que no pintaban nada.

De todas formas, está claro que la gente no aprende. Mira los del caso Gurthel, con mucho menos poder que yo, la que han liado. Y los espionajes de Madrid ¡si se dejaran asesorar! No sería mala idea. Un buen consulting, para evitar tanto trabajo de aficionado como hay ahora. Eso sí, tendríamos que adaptarnos a los tiempos que corren, la informática juega malas pasadas, los móviles lo han cambiado todo, lo que continúa igual es lo de los traidores ¡Esos sigue habiéndolos por todas partes! ¿Qué querrá el Tamayo ahora, se le habrá acabado el dinerito? Ese tiene tantas cosas guardadas que sería un socio interesante, pero yo no traicioné al partido. Él sí. Con gente así no se puede ir muy lejos. Lo que me cabrea tela es la oportunidad que me perdí. La que tuve que liar con los contratos y resulta que poco después todo el mundo estaba especulando como locos ¡Ay si me pilla esa época en mi puesto! Llegó el Rato y convirtió el suelo en el negocio del siglo y detrás todos a correr, mucho desarrollo sostenible pero ladrillo pacá, ladrillo pallá ¡Y yo entre rejas, no me lo perdono, con los contactos y la experiencia que yo tengo! Me hubiera venido bien un título de arquitecto, pero tampoco era necesario, total, con ser promotor y contratista…Pero no puedo dar rienda suelta a mi imaginación, después de todo, ahora hubiera tenido que cerrar, despedir trabajadores y si no, ahí está el presi de la patronal ¡vaya carrera que lleva! Y seguro que tiene título. Sin embargo, estoy seguro de que su pasta sigue siendo la misma. Quizá me equivoqué de vida. No sé, tengo que pensar, vísteme despacio que llevo prisa.

martes, 16 de marzo de 2010

La encrucijada de la economía española



Publicado en LE MONDE DIPLOMATIQUE, nº 173, marzo de 2010
La economía española se encuentra en una situación muy difícil. Su modus operandi de decenios anteriores está completamente agotado y la confluencia de tres factores decisivos (su pertenencia a una unión monetaria sin voluntad de disponer de políticas económicas que resuelvan las asimetrías que se dan entre los países que la componen, los rebrotes de la crisis financiera internacional y la peculiar situación de la política interna española) limitan casi totalmente la capacidad de maniobra que necesitaría el gobierno para logar que España saliera airosa de la situación.

La crisis y los problemas estructurales de la economía española: ¡ya no va más!
En España se produjo también la crisis estructural y el mismo tipo de ajuste neoliberal que en el resto del mundo y que, en última instancia ha sido el que ha provocado la última crisis financiera, una expresión más aunque mucho más grave de las consecuencias que lleva consigo el haber situado al capital y a la especulación financieros en el epicentro de la actividad económica. Pero aquí se ha producido un hecho diferencial que es la que a mi juicio explica que ahora esté sufriendo la crisis de modo también singularizado. Me refiero a la casi completa coincidencia de la crisis estructural y el ajuste con una salida pactada a la dictadura franquista que dejó en gran parte intacto sus modos de operar y los privilegios de los principales grupos de poder económico de la dictadura, y de ambas circunstancias con el tardío proceso de construcción del Estado de Bienestar en España que se inició en la transición y más concretamente con el primer gobierno del partido socialista.
La presencia combinada de todas esas circunstancias es lo que explica que ninguno de esos procesos haya salido como como debiera haber salido para que hubiera fortalecido a nuestra sociedad y a nuestra economía. Y también algunos de sus rasgos estructurales que ahora pesan como una losa sobre nuestra economía:
- La debilidad de las clases trabajadoras y de sus sindicatos en contraste con el gran poder de los principales núcleos oligárquicos conformados durante la dictadura y que todavía siguen dominando los centros de gravedad de la economía española.
- La conformación muy imperfecta de instituciones decisivas como el mercado de trabajo (dual, de poder muy asimétrico y con fuertes residuos corporativos), el financiero (muy concentrado, protegido y con una perversa influencia sobre el poder político) y el propio sector público, poco eficaz como consecuencia de su gran dependencia de los intereses privados, lo que, entre otras cosas, ha impedido usar con toda su eficacia instrumentos esenciales de transformación social como la política fiscal (que no ha podido imponerse nunca sobre la aversión a los impuestos de las clases adineradas).
- Un gran déficit de capital social y humano y de estructuras de bienestar colectivo que ha influido negativamente en aspectos tan importantes como el desarrollo de la investigación y la innovación o la incorporación de las mujeres a los mercados laborales.
- La dificultosa y traumática vinculación de la economía española con el exterior, esclava del capital extranjero y obligada a competir mediante la especialización empobrecedora en bienes y servicios de poca calidad y bajo precio y recurriendo periódicamente a la devaluación.
- Una desigualdad originaria en el reparto de la renta que apenas si ha podido ser compensada por las políticas redistributivas y que en todo caso aumenta desproporcionadamente cuando éstas se debilitan.
El modelo social que nació de la combinación de estos rasgos es el que Vicenç Navarro ha denominado con toda razón como de bienestar insuficiente y democracia incompleta. Y el modelo productivo que se ha ido consolidando con esos mimbres es uno de baja productividad al estar basado en el uso más barato posible de la mano de obra; de escasa innovación y bajo valor añadido; dependiente del exterior y parasitario de los negocios, de las rentas y las subvenciones procedentes del sector público; de escasa fortaleza endógena debido a la desigualdad; altamente endeudado como consecuencia de la escasez de las rentas familiares y del poder político de la banca; desindustrializado como consecuencia de la externalización y de la supeditación a los intereses globales del capital extranjero que se ha hecho con las redes empresariales más importantes; con grandes tensiones sobre los precios como consecuencia del poder oligopólico que predomina en la mayoría de los mercados; altamente despilfarrador y gravoso para el medio ambiente; y, como consecuencia de todo ello, con una gran dependencia de la evolución del ciclo, tanto a la hora de generar actividad como, sobre todo, en cuanto a creación y destrucción de empleo se refiere.
Este modelo de crecimiento ya produjo en los primeros años de la transición, más tarde en los ochenta y en 1992-93 crisis y fases de gran debilidad y de pérdida de empleos, perturbaciones financieras muy costosas y desajustes con el exterior que, antes de entrar en la zona euro, se pudieron resolver, como he señalado, a base de sucesivas devaluaciones. Y lo que ha sucedido en los últimos años anteriores a la crisis actual es que todos estos rasgos se acentuaron e incluso se exageraron.
La entrada en el euro supuso inmensas entradas de capitales que favorecieron la acumulación de grandes patrimonios y un gran volumen de ahorro, si bien a cambio de perder la propiedad y el control sobre la práctica totalidad del aparato productivo, de una gran desindustrialización y de convertir así a la economía española en una fuente de renta para el capital extranjero a cambio de unos años de potentes ayudas y subvenciones que sostenían la demanda. Las reformas laborales permitieron la creación de miles de empleos precarios y de quita y pon. Los bancos, con la complacencia explícita de las autoridades monetarias, multiplicaron la oferta de crédito y el crédito abundante y más barato en términos reales en España que en el resto de Europa permitió mantener la demanda de consumo y que las empresas pudieran aumentar su poder de mercado y multiplicar sus beneficios. Los gobiernos establecieron las bases para un funcionamiento cada vez más especulativo y oligarquizado de la actividad económica, limitaron el esfuerzo para la creación de capital social (salvo en el caso de las obras públicas vinculadas al negocio de la construcción), renunciaron a establecer disciplina en los mercados, aliviaron las cargas fiscales sobre las rentas de capital, liberalizaron al máximo los mercados del suelo y la vivienda y todo ello alimentó una gigantesca burbuja inmobiliaria que se retroalimentó, proporcionando más liquidez y un incremento desorbitado de la deuda privada (lo que equivale a decir del negocio bancario, que llegó a ser en España mucho más rentable que en cualquier otro lugar de Europa).
En solo seis años, de 2002 a 2008 el crédito total a residente aumentó un 70% y el endeudamiento neto de la economía española, que había crecido un 82% entre entre 1999 y 2003, lo hizo un 243% en los cuatro años siguientes, dedicándose el 70% de la nueva deuda a la inversión en la burbuja inmobiliaria.
Para mantener el impresionante negocio de la burbuja los bancos y cajas españoles se endeudaron con otros bancos europeos. A diferencia de los de otros países, sus factor de riesgo no fue tanto la exposición a las hipotecas sub prime de Estados Unidos como la acumulación de activos vinculados a la burbuja inmobiliaria. Y, por eso, en lugar de ser receptores de riesgo por esa vía se convirtieron más bien en sus exportadores hacia los bancos que los habían financiado y que ahora se enfrentan temerosos a la situación económica de la banca y la economía españolas.
Por supuesto, ésta última sufrió el impacto de la crisis mundial. Era inevitable, aunque sus bancos no estuvieran tan directamente afectados por la difusión de hipotecas basura y sus derivados como los de otros países, porque, en todo caso, les afectaba el racionamiento del crédito que produjeron las quiebras bancarias y la desconfianza generalizada y, enseguida que estalló la burbuja en España, su propia descapitalización interna. Así que, al igual que en otros lugares, la banca española también cerró el grifo de la financiación a la economía provocando todo lo más que se podía extender la destrucción de actividad y de empleo.
Pero, a diferencia de lo ocurrido en otros países, el problema de la economía española era que hubiera entrado en crisis incluso aunque no se hubiera producido la financiera de nivel internacional.
Agotado su modelo badado en la actividad inmobiliaria y en la generación de deuda privada, la economía española estaba condenada a caer en barrena con independencia de lo que hubiera sucedido con las hipotecas basura.

Sin capacidad de maniobra
Ante esta situación el gobierno reconoció, aunque muy tardíamente que la economía española no puede seguir desenvolviéndose como hasta ahora y ha propuesto un cambio de modelo y la puesta en marcha de estrategias de recambio productivo. Aunque la mayoría de ellas se las ha llevado el viento de la recesión cuando el gasto para evitar el colapso y satisfacer la demanda de recursos de la banca ha desbocado el déficit público, que ha llegado al 11,4% del PIB en 2009.
Así se ha alcanzado una encrucijada muy delicada porque, por un lado, haría falta más gasto contracíclico pero, por otro, no hay ya prácticamente más capacidad para aportarlo. O se incurre en un gran sobrecoste en los mercados y se sufren los ataques especulativos y la extrosión política orientada a garantizar el pago y a evitar que de esa forma se afecte no solo a la imagen como deudor de España sino a la divisa europea... o se cambia de política, algo a lo que no parece estar muy dispuesto el gobierno ni para lo que se ha generado el clima y el poder social que pudieran hacer factible el cambio de estrategia.
Lo que está ocurriendo entonces es que, en lugar de que España viva una evolución de la crisis más o menos acompasada con el resto de los países centrales de la Unión Monetaria, sufre lo que llamamos un típico impacto asimétrico con respecto a ellos y como consecuencia, en este caso, de la debilidad añadida que le produce su modelo económico agotado.
El problema al que ahora se enfrenta España es el que advertimos muchos economistas en su día: una unión monetaria imperfecta que no dispone (porque se ha renunciado explícitamente a ello) de mecanismos de coordinación y reequilibrio.
Los teóricos de las uniones monetarias demostraron hace años que, en esas condiciones, es inevitable el desenganche de las economías impactadas, que sufren un deterioro en actividad y empleo que puede llegar a ser irreversible.
En esta coyuntura se añade además un factor que agrava la situación. Sabiéndose que es inevitable que se produzca, como se está produciendo, este desenganche, y conociéndose que la Unión Europea no tiene hoy día otra respuesta política que el más de lo mismo y ningún instrumento económico que pueda evitarlo, se está haciendo una verdadera y explícita llamada a quienes sostienen la deuda de la periferia europea, que seguramente no es ni la más elevada ni la más arriesgada desde el punto de vista de los compromisos de pago, pero sí la soportada por los estados política y económicamente más debiles y maniatados.
Es verdad que eso ha sido siempre así, o al menos eso es lo que ha ocurrido en los últimos decenios en diversos países y situaciones. Pero ahora el agravante es que, como secuela de los continuos ramalazos de la inconclusa crisis que vivimos, y como resultado de la financiación tan generosa de los bancos centrales y gobiernos a la banca internacional, la especulación financiera se encuentra de nuevo desatada.
La criminal paradoja que se está produciendo es que los bancos crearon la crisis, hundieron las economías, obligaron a que los estados se endeudaran para salvarlos y evitar la debacle y, puesto que ya no disponen de banca pública que hubiera podido hacerlo en otras condiciones, deben recurrir a los propios bancos privados que provocaron la crisis que así hacen ahora un negocio redondo suscribiendo la deuda. Y gracias al poder que mantienen impondrán condiciones draconianas a los gobiernos para que los recursos vayan, antes que nada, a retribuirla y garantizarla.
Finalmente, no se puede dejar de mencionar la debilidad añadida que provoca la peculiar situación política española. La derecha, en una gran parte formada y consolidada en torno a los grupos de poder nacidos del franquismo, no está dispuesta de ninguna manera a ceder en la presión continua al gobierno que, para colmo, se viene enfrentando a la crisis con análisis erróneos, zigzagueando, sin proyecto, cada vez con menos credibilidad y con un liderazgo social más debilitado que nunca. Y, por otro lado, los sindicatos no terminan de tomar el timón de los intereses de los clases trabajadoras y los grupos la izquierda del partido socialista se encuentran divididos y debilitados.
España lo tiene difícil. No puede hacer frente a la quiebra de un modelo y a la ofensiva especuladora por sí misma porque ni tiene fuerza endógena ni instrumentos para hacerles frente. No tiene salida sin Europa pero el neoliberalismo que impregna a esta Europa es el responsable de gran parte de sus males.
Juan Torres López

lunes, 15 de marzo de 2010

¡¡BRRRAVO FERNANDO!!


Así jaleaba Flavio Briatore a Fernando Alonso, en una de sus victorias durante la primera época con la escudería Renault de la Fórmula 1. Siempre había estado muy lejos esta competición para los españoles, hasta que el asturiano firmó contrato con la marca francesa y los colores patrios pudieron ser vengados. Durante décadas, el franquismo nos atiborraba de hazañas de Ángel Nieto sobre su moto de 125 cc, pero se nos escapaban las grandes cilindradas y, sobre todo, la fórmula 1.
El GP de Bahrein, celebrado este domingo, ha puesto las cosas en su sitio. El himno “nacional” español ha vuelto a ser oído al término de la competición y, para mayor satisfacción del aficionado, en el podio estaba, en tercer lugar, uno de los personajes malos del imaginario colectivo de nuestro país, quien “maltratara” a nuestro héroe en la escudería Mclaren-Mercedes, Lewis Hamilton. Este año puede ser apasionante: nuestro corredor en la escudería del “cavallino rampante” empieza ganando un gran premio.
Ha empezado una nueva temporada de Fórmula 1, con una parafernalia sin precedentes en la historia. Cuatro campeones se enfrentarán en circuitos de los cinco continentes. La expectación es máxima, millones de personas en todo el mundo están esperando que sus héroes, estos centauros del motor de explosión, hagan rugir sus monturas a más de trescientos kilómetros por hora ¿Se imaginan la caja que haría un Comando Rubalcaba en un Gran Premio? A lo mejor nos ahorrábamos la subida del IVA
Los medios de comunicación hablan “in crescendo” del acontecimiento. Nos meten a todos y a todas(a ellas no tanto) en la polémica: cuál será el mejor piloto, el más hábil, el más resistente…pero también depende de la máquina y no está claro cual es la mejor, la más rápida, la más resistente. Los nombres son familiares, los hay alemanes, brasileños, ingleses, hasta un español con apellido de conquistador de América. Los de las máquinas aún son más conocidos, puesto que muchos de ellos son los que vemos por las calles y las carreteras todos los días.
Toneladas de gasolina, centenares de neumáticos son consumidos en cada Gran Premio (¿quién dijo crisis?) para regocijo de los espectadores. Es todo un ejemplo de la sociedad que se nos propone y ahí radica el problema: no se trata de un evento excepcional, sino de un certamen para provocar la admiración y emulación de los pilotos por el gran público.
Desde hace años, se viene dando en España un fenómeno de auténtica veneración por el piloto asturiano Fernando Alonso, al que se le conceden premios y homenajea constantemente. Los medios de comunicación se lo disputan y se atribuyen el haber sido los primeros en adivinar su destreza al volante. En Sevilla, con motivo de la celebración del cuadragésimo aniversario de la factoría de Fasa-Renault, se organizó una exhibición del piloto, en circuito urbano preparado al efecto. Todo un acontecimiento encabezado por el concejal de deportes, de Izquierda Unida precisamente. Se podrían haber organizado veinte mil actos distintos, pero tuvo que ser el de la F1. Sus protagonistas pensarían que así ganaban puntos ante la ciudadanía: se traen a Fernando Alonso, buscando la espectacularidad con un acto presupuestado en cuatrocientos mil euros, impropio de la ciudad del carril-bici ¿Tiene eso mucho que ver con la FASA de Sevilla, con su trabajo, con sus obreros, con sus luchas durante el franquismo y después del mismo? Resulta penoso observar un alarde tan cateto por parte de unos gobernantes, tal vez necesitados de reconocimiento social. Y sobre todo, es evidente que expresan los mismos valores desarrollistas del capitalismo.
La civilización del automóvil es precisamente lo que se vende con estas actuaciones electoralistas. Más concretamente, del auto con motor de explosión, el causante del diez por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero en la Unión Europea. Sólo una crisis económica de la gravedad de la actual, ha obligado a los gobiernos y fabricantes de automóviles a plantearse la promoción del coche eléctrico con cierta seriedad. Pero los pasos son enormemente lentos para la gravedad y la rapidez de la amenaza del cambio climático. En el mes de Enero de este año, se presentó en la Diputación de Sevilla una moción por la que se pretendía sustituir el parque móvil de la misma por automóviles propulsados por energía eléctrica. Se proponía que se hiciera lo propio en todos los ayuntamientos y trasladar la iniciativa a la Junta de Andalucía, buscando que al terminar la renovación de los parques de vehículos oficiales en Andalucía, no quedara ninguno movido por energías derivadas del petróleo. Estamos hablando de miles de vehículos, lo cual supondría una disminución significativa de la contaminación que se concentra en grandes núcleos urbanos y, sobre todo, un ejemplo a seguir, una demostración (peligrosa para algunos) de que las cosas se pueden hacer de una manera distinta de la que nos indica la oferta capitalista, de que hay otro tipo de vida posible y distinta del americam way of life. La citada moción no era la panacea ecológica, era simplemente la apertura de un debate, pero la respuesta no pudo ser más timorata (o más interesada) por parte del gobierno de la Diputación “¿Dónde vamos a recargar las baterías, qué autonomías tienen esos coches? Vamos a hacerlo en la medida de nuestras posibilidades, cuando estén las condiciones, además también está el coche híbrido…”
El transporte público debe potenciarse ante el privado y la bicicleta ante cualquier otro tipo de transporte, pero mientras haya tanto coche particular hay que dar una alternativa a éste que sea menos contaminante y son los organismos públicos los que tienen que tomar la iniciativa y cuanto antes, mejor.
Ya sabemos que el problema no es tan simple como sustituir una fuente de energía por otra, sino que es preciso disminuir el consumo energético cambiando el modelo de vida, pero para ello hay que dar la batalla contra los símbolos del actual sistema de producción y distribución, de la actual civilización, que camina hacia el desastre. Uno de esos símbolos, con su espectacular puesta en escena, es precisamente el de la Fórmula 1, cuya principal fortaleza consiste en la seducción que ejerce sobre millones de seguidores en todo el mundo. Sin embargo, ya es hora de que denunciemos de frente esa locura tan lucrativa para algunos como peligrosa para el futuro de la gente. Hay “miedo” a realizar esa denuncia y casi nadie se arriesga a hacerlo, pero es necesario y urgente hacerlo. Aunque no lo parezca, pedir el fin de las carreras de coches es señalar el camino que queremos coger y preparar el debate sobre el cambio de nuestras formas de vida. No importa que al principio no se nos entienda bien o que se manipulen las ideas y propuestas. De entrada, habremos metido en el debate a millones de personas.

martes, 2 de marzo de 2010

EL GRAN DEBATE

Los comentarios que hay tras el artículo son increibles ¿Se habrán vuelto locos? Menos mal que va a ser un Congreso de unidad.

El actual Secretario Gral. del PCE propone una candidatura unitaria encabezada por Mariscal como Secretario General y Juan de Dios Villanueva como Vicesecretario General

Juan de Dios Villanueva y José Manuel Mariscal unen sus candidaturas a la Secretaría General del PCA


En una rueda de prensa en la sede andaluza del Partido Comunista de Andalucía el Secretario General del PCE, José Luís Centella, anuncia una candidatura unitaria de consenso para conformar la futura dirección andaluza del PCA de cara al X Congreso, la cual estará encabezada por José Manuel Mariscal y Juan de Dios Villanueva.


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02:13h. del Sábado, 13 de febrero

José Puebla laRepublica.es

En una rueda de prensa en la sede andaluza del Partido Comunista de Andalucía el Secretario General del PCE, José Luís Centella, anuncia una candidatura unitaria de consenso para conformar la futura dirección andaluza del PCA de cara al X Congreso, la cual estará encabezada por José Manuel Mariscal y Juan de Dios Villanueva, Secretarios Políticos Provinciales del Partido Comunista de Andalucía en Córdoba y Sevilla respectivamente.

En declaraciones José Luís Centella ha destacado la importancia que tiene para el PCE un congreso de unidad en Andalucía que siga la misma línea de los últimos congresos federales y andaluces, así como la IX Asamblea Federal de IU donde fue elegido Cayo Lara como Coordinador General de Izquierda Unida y donde se mostró una fortísima cohesión política que ha cambiado, según Centella, la percepción que desde la sociedad se tiene de su organización.

Por su parte, Juan de Dios Villanueva ha querido reflejar la importancia de la importancia de situar en el centro del debate congresual la necesidad de desarrollar trabajo político en y para la sociedad, “llevaremos sobre nuestras espaldas la dirección del PCA porque el partido tiene que tener una dirección fuerte para dar la batalla ideológica política y cultural” afirmó.

Para finalizar, José Manuel Mariscal, ha expresado la apuesta por un Partido Comunista inserto en la sociedad, inserto en Izquierda Unida, lo cual es absolutamente contrario de un partido disuelto en IU, “en términos distintos, queremos ser una herramienta útil desde la unidad demostrada en el XVIII congreso”.

Está previsto que el cónclave de los comunistas andaluces se celebre los días 20 y 21 de marzo de 2010.

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