"Me destituyen por negarme a que una obra se haga y pague conculcando un contrato"
Persona clave en la dotación de equipamientos en los distritos de Sevilla, acaba de ser destituida por Torrijos cuando su último logro, la red de carriles bici y de bicicletas públicas, se consagra como la inversión municipal más exitosa para cambiar a mejor la ciudad
Vive entre el Porvenir y el Hospital Virgen del Rocío, y desde su terraza se ve San Juan de Aznalfarache, donde nació hace 53 años. Su familia, sanjuanera, se mudó al Porvenir porque su padre pasó a trabajar en la fábrica de contadores suizos que allí se instaló. Es la tercera de cinco hermanos. Su esposo es catedrático en la Facultad de Filosofía. Tienen dos hijos, la mayor es arquitecta y ahora está en Harvard ampliando estudios gracias a conseguir una beca Talentia. El varón es ingeniero de coches deportivos y ha creado su empresa tras foguearse en Gran Bretaña.Fue una niña que estudió en un colegio de monjas, el Santa Elena, y que empezó a pensar por sí misma al no entender por qué sus hermanos varones y ella iban a centros educativos distintos, y por qué al contiguo Colegio Alemán sí iban juntos niños y niñas. Feminista y ligada a las ideas de izquierda desde su juventud durante la etapa final del franquismo, aunque no ha militado en ningún partido ("no me gusta la exigencia de obediencia ciega rayana en el sectarismo, que hoy se prodiga como exigencia en los partidos"), desde 1986 trabaja en la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU). "Soy de la primera promoción de geógrafos en Sevilla, siempre tuve predilección por especializarme en urbanismo, analizar los procesos bien o mal hechos por los que el urbanismo influye en la vida individual y colectiva".
-¿Cómo debutó en la gestión del urbanismo sevillano?
-Tras obtener mi plaza, pasé a las órdenes de Damián Quero, director de la Oficina para el Plan General de Ordenación Urbana. Ahí me curtí en descubrir la ciudad. Él fue un buen maestro. Participé en los estudios para detectar las necesidades y carencias en todos los barrios (colegios, centros de salud, parques, etc.), y constatamos que el nivel de equipamientos era bajísimo, a mucha distancia de la media española. Se luchó a brazo partido para conseguir suelo, del poco que había disponible en muchas zonas donde el urbanismo no se hizo en función de la densidad de la población ni de su bienestar. Y en esas parcelas residuales ubicar las dotaciones sociales.
-Es una de las impulsoras de la creación de los centros cívicos.
-Sí, inicialmente se les llamó centros polivalentes. Costó vencer las reticencias en el Ayuntamiento. Me decían continuamente: ¿Y quién lo va a mantener? ¿Quién lo utilizará? Hoy nadie duda que son imprescindibles.
-¿Cómo llega a implicarse en el proyecto de carriles bici?
-Cuando en 2003 se configura la nuevo gobierno municipal, con el pacto PSOE-IU, Paula Garvín plantea el reto de dotar a Sevilla de muchos carriles bici, reivindicación de diversos colectivos. IU sitúa en el staff de la GMU a José García Cebrián, abogado experto en urbanismo, y cuenta conmigo y con otros profesionales de la GMU para darle forma a esa idea.
-¿Qué tiene de original la red sevillana de carriles bici?
-Precisamente ser una red, no carriles bici inconexos, que es lo habitual en muchas ciudades europeas que estudiamos. Eso en Sevilla estaba condenado al fracaso.
-Fueron muchas las críticas a la ejecución de este plan.
-Cuando se empezó, casi nadie en el Ayuntamiento lo apoyaba. Decían que estábamos locos. Mucha gente rehuyó implicarse. Soportamos críticas e incomprensiones. Ahora todo el mundo se pone la medalla. Hemos demostrado que era posible. Nada menos que transformar 120 kilómetros de vía pública en sólo 4 años. Y que la ciudadanía hace suyo un sistema alternativo de movilidad. Eso es lo más importante, la población se da cuenta de cuándo algo es ventajoso para su vida cotidiana.
-No me negará que hay trazados y ejecuciones discutibles.
-Es verdad que ha habido algunos errores y fallos de ejecución. Ya están previstas todas las acciones para subsanar las anomalías. Aunque ya no esté yo, confío en que se acometan esas intervenciones.
-¿Por qué no siguió García Cebrián al frente del proyecto?
-En el nuevo equipo de gobierno municipal, en 2007, ya no está Paula Garvín al frente de Izquierda Unida, derrotada internamente en favor de Antonio Rodrigo Torrijos. Y las personas de confianza que no son funcionarios, y que había designado Garvín, se van porque están convencidos de que no podrán hacer bien su trabajo, y que su visión progresista del servicio público sufrirá los embates de la ortodoxia de un partido comunista.
-En 25 años dentro de la Gerencia de Urbanismo ha evolucionado desde la elaboración de informes y estudios a la gestión de grandes presupuestos y a la toma de decisiones a pie de calle. ¿Le ha sobrepasado la responsabilidad?
-He aprendido mucho de buenos compañeros. En la red de carriles bici hemos controlado todo el proceso, tanto el diseño como la ejecución. Teníamos reuniones de seguimiento cada 15 días con las empresas contratadas. Éstas decían que no estaban acostumbradas a que en la Gerencia de Urbanismo hubiera tal grado de supervisión, que para muchos proyectos casi no habia reuniones similares. Pero no se puede dejar a las contratas a su libre albedrío, entonces llegan los fallos, retrasos y sobrecostes. Desde el escrupuloso respeto a las normas y al uso del dinero público, ha sido un ejemplo de intervención en muchos barrios, conectándolos a una red general de transporte. Compárese con otros planes...
-¿Los políticos dirigen con eficacia la Administración?. ¿Sobra o falta personal?
-A la vez hay hipertrofia de plantillas y mal aprovechamiento de las mismas. Al principio decían que era imposible afrontar el reto de un plan urbanístico tan ambicioso, que no había dinero para contratar más personal. Yo dije que no hacía falta buscar técnicos fuera, sabía que dentro de la Gerencia de Urbanismo los hay, muchas veces poco utilizados. Sé quién vale y quién flojea. En el conjunto de la Administración, hay muchos que no tienen escrúpulos en estar de brazos cruzados si les encargan poca tarea. Conmigo no es así, quien entra a formar equipo sabe que va a trabajar mucho porque somos servidores públicos.
-¿El sindicalismo ayuda a corregir defectos en la función pública?
-Tampoco estoy contenta con la deriva del sindicalismo. Valoro la función sindical, y estuve en CC.OO. formando parte del primer comité de empresa en Urbanismo, era la única mujer. Lo dejé porque empecé a ver actitudes y objetivos que no me gustaban nada.
-¿Quién es su jefe político en Urbanismo?
-El delegado municipal, que sigue siendo Celis, y el gerente, Miguel Ángel Millán. Se mete con calzador en el organigrama la figura de un vicegerente, puesto por IU, para que controle las áreas que le ha concedido el PSOE, una de ellas la Oficina de la Bicicleta. Trabajamos en ella miembros de la Gerencia, y nos relacionamos con otros departamentos para todo: personal, contabilidad, asesoría jurídica y un sinfín de temas. Sin embargo, se intenta establecer una división artificial y nos llevan a la esquizofrenia. El problema añadido es que el vicegerente que coloca Torrijos, Gabriel Báez, es una persona de limitadísima capacidad, que ni aporta criterio ni sabe controlar para informar a sus superiores políticos. De entrada, les cubre un primer objetivo: otro sueldo alto del que perciben por obligación la mitad de su nómina para sostener gastos del partido.
-¿Por qué no confían en usted?
-Los problemas empezaron a subir de tono cuando Torrijos convocaba reuniones a las que asistían militantes de IU ajenos al motivo de esas reuniones. Tras la segunda encerrona, me negué a ese juego. Después intentaron que en las reuniones técnicas de mi equipo hubiera siempre presente una persona designada por el grupo municipal de IU. Tampoco me avine a ello, porque ¿qué aporta a una reunión técnica con aparejadores, jefes de obra, proveedores, etc., una persona que no sabe de lo que se habla? Es la obsesión de tener un comisario político. No saben ejercer el lógico control sobre un departamento municipal por los procedimientos adecuados.
-En 25 años de funcionaria ha visto en el Ayuntamiento a políticos de cuatro partidos. ¿Esto no ocurría con los anteriores?
-Nunca. Ni con el PSOE, ni con el PP, ni con el PA ni con IU cuando estaba Paula Garvín. Antes jamás me han amenazado ni coaccionado. Lo de ahora es un problema de incomprensión y falta de respeto al ámbito que compete al servidor público y a los procedimientos de gestión. No saben deslindar el plano de la toma de decisiones políticas respecto al de su ejecución por los funcionarios. Viven en una ortodoxia programática que les lleva a no fiarse de aquella persona que no sea de ellos o como ellos. Torrijos me increpó diciendo: "¿Estás conmigo o contra mí?". Y ni una cosa ni la otra, trabajo para la ciudad gobierne quien gobierne.
-¿Qué indicación le dioTorrijos?
-"En tu despacho no se puede mover un papel sin que lo sepa yo". Eso, además de absurdo, bloquea el funcionamiento de cualquier área. Por un departamento como el mío pasan papeles y trámites relacionados con mil y una cuestiones de índole menor: un árbol que sustituir, un imbornal que arreglar, unos vecinos que alegan un problema con los bordillos, etc. ¿Cómo va a estar parado ese cúmulo de incidencias en función de que lo vea un concejal?
-¿Qué motiva su destitución?
-Quieren alterar un proyecto ya aprobado, subvencionado, adjudicado y contratado para hacer tres kilómetros de carriles bici en Alcosa y el Polígono Sur, conectándolos a la red de carriles. Habíamos logrado la subvención de la Junta de Andalucía para construirlos. Y dan la orden de que no se hagan, para, con ese dinero, construir carriles en Su Eminencia, Sevilla Este y la Barriada de La Música. Y se lo comunican a la adjudicataria, dando por hecho que yo lo he aprobado. Cuando esta empresa se dirige a mí, sorprendida, para confirmar que se les pide hacer algo totalmente distinto a lo que tienen firmado en contrato, pido un informe a los asesores jurídicos de la Oficina de la Bicicleta y se lo envío al vicegerente. Así se le alerta de que se quiere conculcar la legalidad administrativa, pagando unas obras con el dinero concedido para otras. Y le explico los trámites a seguir para proyectar, presupuestar y ejecutar esos carriles que ahora plantean, que, por supuesto, no me opongo a que se hagan. Pero no de esa manera ni evitando que se supriman los ya adjudicados.
-¿Cuándo le comunican el cese?
-Me convocan el lunes después de la Semana Santa y Torrijos me destituye, me acusa de ser una rebelde. Presiona al PSOE para que el gerente de Urbanismo ponga su firma en mi destitución como directora. Lo que hago es defender la legalidad y los procedimientos correctos para la gestión pública. No va a tirar por la borda 25 años de profesionalidad y prestigio acreditado. Le va a ser difícil manchar cómo he gestionado de modo impecable 30 millones de euros para la red de carriles bici, todo con expedientes donde todo es escrupulosamente correcto. Y, si hace falta, nos veremos en los tribunales por el mobbing al que me ha sometido.