domingo, 28 de septiembre de 2008

CAMPO DE CONCENTRACIÓN DE BUCHENWALD

Este es el camino que lleva desde la ciudad Weimar al campo de concentración de Buchenwald. Parece mentira que algo tan bello pueda conducir a un sitio tan siniestro. En 1945, cuando los americanos llegaron a Weimar, obligaron a toda su población a cubrir la distancia (unos ocho kilómetros) que separa esta ciudad del campo de concentración, para que fueran testigos de lo que allí había pasado.


Esta es la reja de entrada al campo. Cuando pasamos por ella, nos preguntamos en voz alta lo que querría decir JEDEM DAS SEINE; un joven alemán se volvió hacia nosotros y dijo: “cada cual tiene lo que se merece”.
Los barracones de prisioneros fueron derruidos y en su lugar se colocaron estas piedras


En la foto siguiente se puede ver lo que parece un sencillo dispositivo para tallar a los presos


Pero en la pared de atrás se escondía una ranura por la que disparaban a la nuca a los presos. Miles de personas fueron asesinadas con este engaño.

Eran varios los procedimientos para ejecutar a los prisioneros. El anterior era sólo uno de ellos. Después, los cadáveres eran conducidos al crematorio:
Estos son los restos del famoso árbol de Goethe, que está situado al lado de la zona de los barracones

En las vitrinas del museo del campo se encuentran numerosos testimonios de la crueldad nazi. Pero también se ven algunos que provocan otro tipo de sentimientos. La siguiente foto es un ejemplo de ello.



Esta foto está en uno de los tablones dedicados a los presos más conocidos del campo. Se trata de Josef Frank, cuya biografía está recogida resumidamente en ocho fechas que van desde su nacimiento en 1909, su entrada en el Partido Comunista de Checoslovaquia, la detención por la GESTAPO en 1939 y su envío al campo de Buchenwald, liberación del mismo en 1945 para de nuevo ostentar cargos importantes en el citado partido y, mira por donde, nueva detención en 1951 para ser juzgado en el mismo proceso que Rudolf Slansky, Artur London…tras el cual fue condenado a muerte junto a diez compañeros. Su ejecución fue en 1952. Tuvieron que transcurrir once años para que se le rehabilitara públicamente ¿Cómo es posible que sobreviviera seis años en un campo de concentración y luego fuera juzgado y ejecutado en su propio país y por sus camaradas? La historia es especialmente cruel con algunas personas, pero no se trata de un caso aislado. El solo hecho de sobrevivir los convertía en sospechosos. En el caso de Frank, la sospecha sirvió para dar verosimilitud a un montaje más del stalinismo: los procesos de Praga. Pero esta historia merece un capítulo aparte.




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