Me largo, adiós

Acaba de irse, tras una rueda de prensa lamentable. Sin preguntas, o sea, sin respuestas. Cuando se dirigía hacia la sala de prensa, flanqueado por sus compañeros de grupo, imaginaba la enorme cantidad de preguntas que le podrían hacer las arpías de la prensa burguesa; dimite usted voluntariamente u obligado por alguien, sus razones son personales o de otra índole, lo hace por todo lo que ha salido o por lo que queda por salir, todo lo que ha hecho ha sido por decisión propia o por indicación de alguien, esta fecha es casual o está calculada. Estas y otras muchas cuestiones le amargaron el camino hasta la comparecencia ante esos periodistas que tanto le odiaban. Mejor acabar cuanto antes, leo el comunicado y me largo, en buena compañía. Soy joven e inexperto, es comprensible, es lógico que cometa errores, tienen que comprenderlo, mi lucha ha sido por los trabajadores, los necesitados…Cuando se acercaba el final del comunicado, se adivinaba el alivio cercano, el final del túnel. Han sido muchos meses de sufrimiento disimulado, teniendo que poner buena cara para salir adelante, pero ya queda poco. Espera que pronto se olviden de él, poder leer la prensa sin los continuos sobresaltos a los que nunca pudo acostumbrarse.
La lectura ha sido breve, llena de tensión pero vacía. La noticia de la despedida iba sola, sin explicaciones que fueran un centímetro más allá de lo que ya se sabía. Se va un servidor público de izquierdas, porque la derecha lo ha atacado.
La salida del noble edificio es distinta de otras veces. Lo había pensado antes, el coche no estaría esperándole. No pudo apartar de su vista el carril bici, talvez el anuncio de su nueva vida. Continúan las declaraciones, algunas dicen “hemos ganado un camarada”, califican de ético su comportamiento, pero otras amenazan con seguir la pista hasta el infinito y más allá. No pararán-piensa- pero ya no estaré en el ojo del huracán.
La comparecencia ha sido breve. La vida sigue incluso para sus camaradas, que se apresuran a sustituirlo y lo hacen en un santiamén. No hay que perder tiempo, algunos de ellos saben lo que les espera y por qué y piensan en recordarle su historia a la derechona. Cualquier error nuestro es una tontería comparada con las barbaridades que ha cometido históricamente la derecha. Pero esta continuará su tarea con la perseverancia del que siembra para después recoger. La derecha contra la corrupción de la izquierda ¿quién tendrá la culpa de todo esto? Y sobre todo, ¿qué nos quedará por saber?