domingo, 15 de noviembre de 2009

El parque de las Aletas y el consenso del ladrillo

En Andalucía en los últimos años, han hecho creer que basta que se recalifique un suelo como urbano para que automáticamente broten los puestos de trabajo. En el proyecto de parque industrial Las Aletas en Puerto Real (Cádiz) en 527 hectáreas de marismas se van a crear 30.000 puestos de trabajo, dicen. La primera curiosidad es que en estos proyectos las hectáreas recalificadas son siempre un número exacto ( en este caso 527) y los puestos de trabajo son siempre números redondos (30000). En el caos de esta barrabasada legal y ecológica que es el parque de Las Aletas, felizmente anulado por el Tribunal Supremo, cada hectárea producirá 36 puestos de trabajo por hectárea, buena cosecha. ¿Alguien se lo cree? Parece que volvemos de nuevo con el mismo cuento ¿Cuánto suelo se ha recalificado y urbanizado en Andalucía en los últimos años? ¿Ha evitado acaso este tsunami urbanístico que estemos a la cabeza del paro en España y en la UE?
El proyecto del parque industrial de Las Aletas se pretende instalar en zona de dominio público marítimo terrestre protegida por la Ley de Costas y sin haber realizado los estudios de impacto ambiental preceptivos. Este proyecto claramente ilegal y ecológicamente muy lesivo, ha sido impulsado por todas las administraciones públicas y por todos los partidos políticos, especialmente IU y el PSOE. Todos de acuerdo en seguir con el cuento del ladrillo. El bananero alcalde de Puerto Real (IU) ha llamado “fundamentalista ambiental” al grupo ecologista ADENA, autor del recurso ante el Tribunal Supremo, por exigir que se cumpla la ley de costas. ¿Este es el cambio del modelo de desarrollo que propone el PSOE? ¿Esta es la izquierda verde y alternativa que dice ser IU?
Esta unanimidad política tan obscena en torno a la ilegalidad del proyecto de Las Aletas, nos muestra una cultura política basada en la impunidad y la alegalidad. Para los promotores de este proyecto (administraciones públicas, partidos y sindicatos), la legislación es un obstáculo a sortear ( “un pequeño problema formal”, dice el consejero Luis Pizarro) más que un instrumento a desarrollar y hacer cumplir. Cuando los que hacen las leyes no es que, como en el dicho popular, hagan la trampa sino que son ideológicamente tramposos, apaga y vámonos.
En esa cultura política es donde ha florecido la corrupción. El consenso siciliano del ladrillo sigue vivo y mientras este siga siendo el consenso básico del mapa político andaluz, serán imposible ni la regeneración democrática ni el cambio de modelo de desarrollo. O acabamos con ese consenso o nos espera más corrupción, más paro y más insostenibilidad. La corrupción no brota del suelo, como tampoco los puestos de trabajo. Nace en un contexto político e institucional como el que ha quedado en evidencia en el proyecto de Las Aletas.
He dicho que todos están en este consenso del ladrillo y ello no es justo porque no es exacto. Fuera de este consenso y contra él, están los grupos ecologistas; empezando por ADENA que ha sido quien ha interpuesto el recurso que dio lugar a la sentencia del Tribunal Supremo. Y está un concejal de Puerto Real, uno sólo, Antonio Hernández Leyton, de Los Verdes, que ha criticado la ilegalidad, las mentiras y la destrucción que Las Aletas suponía. Por esto han tenido, y tendrán, que aguantar el intento de linchamiento social y de muerte civil por parte de los del consenso del ladrillo. Esto es lo que hicieron Gil en Marbella, Enciso en El Ejido o Barriendos en Benalmadena. Estar solo, o ser minoría, en política y en democracia no es algo de lo que uno deba tener ningún motivo para sentirse orgulloso. Pero quizás la apatía, el desengaño, el desprestigio hacia la política oficial sea un signo de que los que se están quedando aislados socialmente son ellos : los profesionales de la mala gestión , los interesados lacayos de los especuladores, los torpes empleados de la política que no ven sino las mentiras que ellos mismos cuentan . Quizás los ecologistas podamos ahora repetir aquella bella respuesta que dieron los situacionistas, cuando les preguntaron cuantos eran: “Unos pocos más que el núcleo inicial de guerrilla de Sierra Maestra pero con menos armas. Unos pocos menos que los delegados que estuvieron en Londres en 1864 para fundar La Asociación Internacional de Trabajadores, pero con un programa más coherente. Tan firmes como los griegos de las Termópilas pero con un porvenir mejor.”
Francisco Garrido para paralelo 36

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