jueves, 5 de noviembre de 2009

SEVILLA, ¡QUÉ MARAVILLA!

De repente, el rostro de D. Antonio Soria se puso lívido al leer la noticia en el periódico: "El ayuntamiento de Sevilla estudia la manera de prohibir a varios autores en la ciudad". Estos se han vuelto locos, se decía a sí mismo. Acto seguido, examinó el diario para asegurarse de que no se trataba de una sección dedicada a la chanza, comprobó la seriedad del asunto y siguió leyendo:
"Tras el éxito obtenido con la prohibición de un acto de homenaje literario a D. Agustín de Foxá, el gobierno municipal se ha planteado seriamente seguir por ese camino, para guardar la coherencia y no caer en la posible prevaricación. En palabras de uno de sus portavoces, sería injusto que prohibiéramos a Foxá y no hiciéramos nada con otros escritores de su misma catadura ideológica. Pero como en el seno del gobierno, al parecer, no se sabía demasiado acerca de este tipo de literatura, se han buscado personas que pudieran asesorar al respecto, entre los cuales se encuentra un destacado dirigente del PCE, experto en crítica literaria. Ya se han desvelado algunos de los autores que serán objeto más que probable de prohibición, entre los cuales destacan Pemán, Muñoz Seca, Manuel Machado, los hermanos Quintero, Borges...El siguiente problema que se han planteado los gestores del consistorio, por cierto no menor, es el tipo de acciones a llevar a cabo. En este punto, el equipo de gobierno se ha dividido, ya que un sector del mismo es partidario de limitarse a efectuar recomendaciones, desaconsejando a la ciudadanía sevillana la lectura de estos individuos mediante inserciones en prensa y radio, así como en vallas publicitarias, mientras que otro iría más lejos con actuaciones directas en librerías y bibliotecas. Con el desempleo que sufrimos en la capital, podríamos contratar jóvenes que tendrían como misión intervenir en las librerías para persuadir a los clientes...Tampoco se descarta la confiscación directa de libros o el establecimiento de impuestos especiales, así como la celebración de un congreso para explicar la iniciativa a enseñantes, directores de periódicos y medios de comunicación...etc. Al cierre de esta edición, aún no se sabe el alcance real de estas nuevas medidas, lo cual dependerá tanto de la correlación de fuerzas en el seno del gobierno municipal, como del apoyo popular que recibirán estas actuaciones".
D. Antonio Soria no daba crédito a lo que acababa de leer, su cara estaba descompuesta cuando apareció su compañero de tertulia, el tolerante don Juan, quien no tardó en advertir el estado de su amigo.
- Que qué me pasa, contestó D. Antonio, pero tú has visto esto?
- Ya sé lo que me vas a decir, eso de desalojar a la banda de las cigarreras es una barbaridad
- Que no, hombre. Me refiero a otra cosa
- Ah, sí. Lo del Merca. Cualquiera sabe lo que ha pasado ahí. Pero ¿es que se saben más cosas?
- No, que yo sepa
- ¿entonces?
- Me refiero a lo de Foxá, que parece que van a seguir tomando medidas de ese tipo con otros escritores.
Don Juan se quedó pensativo y miró el paquete de libros que llevaba con él. Pues yo acabo de comprar "Madrid, de corte a checa", le dijo a don Antonio.
- Y te has quedado corto, me parece que si quieres leer algunos libros, te vas a tener que dar prisa. Por cierto, ¿como es que te ha dado por comprar ahora ese libro? Fuiste tú al homenaje a Foxá?
- No, pero estos días se ha hablado mucho de él por lo de la prohibición del acto, ¿acaso no te has enterado? Todo el mundo habla de lo mismo, por eso se me ha ocurrido buscar su obra más famosa.
- Ya lo dije hace tiempo: si siembras serrín en el monte, ¿qué sale?

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