El silencio de los comunistas

Es verdad que ha habido cartas de solidaridad con quienes hemos sido amenazados de expulsión, provenientes de muchos puntos de la geografía española. Pero también es verdad que hay silencios estridentes. Hay silencios, sobre todo, en la organización del PCA de Sevilla. Algunos o muchos se creyeron que algunos y algunas camaradas fueron apartadas por no cotizar. Ahora puede que se crean que el artículo 5 de los estatutos está siendo utilizado justamente, pero no es esa la causa del silencio. Cuando hablo de que la dirección provincial del PCA de Sevilla está tomada por una secta stalinista no estoy diciendo sólamente que utilice métodos autoritarios. El stalinismo es mucho más que métodos autoritarios, es toda una concepción del partido y de la sociedad que choca con la democracia y con la dignidad de las personas, las enfrenta inexorablemente, introduce la desconfianza entre los camaradas, la delación, institucionaliza la persecución política y convierte la búsqueda y eliminación del enemigo interno en la primera y más urgente de las tareas de los comunistas. Es una teoría y a la vez un método para la obtención y mantenimiento del poder; por eso nos acusan de estar en una corriente estable cuando ellos mantienen desde hace años una fracción conocida por todos los camaradas. Esa fracción se prepara con manuales de Stalin y de discípulos aventajados de éste, celebra en petit comité las barbaridades represoras cometidas por el "hombre de acero" y sus sicarios y establece alianzas para ir derrotando paulatinamente a sus "enemigos internos". Pero algunos no lo ven. Piensan que exageramos, no se lo pueden creer ¿cómo va a ser eso posible a estas alturas del siglo XXI? Realmente parece increíble, pero al menos esperamos que alguien se lo tome en serio. Los siete avisos de expulsión no son ni la punta del iceberg, pero deberían servir para alertar a los afiliados del PCA de Sevilla sobre lo que se avecina. Y no queda mucho tiempo para que sirva de algo romper el silencio.